Vietnam mantiene el récord de ‘cero muertes’ de covid

Compartir

ismo día en el que China comenzaba las celebraciones de su año nuevo, los vietnamitas hacían lo propio. Pero este año, la celebración del año nuevo en el país del sudeste asiático ha sido más bien la antesala de una estrategia contra el covid-19 que ya se considera como una de las más exitosas del mundo. Para el 24 de enero, el primer día más importante del año nuevo vietnamita, el Gobierno ya había marcado muchas líneas rojas contra lo que consideraba que sería una pandemia fatal. Mientras tanto, el resto del planeta pensaba lo contrario.

Ese mismo día, yo me disponía a abandonar el hotel donde me había alojado durante unos días en la ciudad de Ho Chi Minh. Bajé a recepción y me encontré a los empleados protegidos por mascarillas quirúrgicas. Nada más pronuncié unas palabras, se echaron para atrás y me dieron cuatro mascarillas sin estrenar. «Por favor, póngase la mascarilla, es posible que usted esté enfermo y si no la lleva puesta tendremos que llamar a la policía». El cambio de actitud era radical y ejemplo de la seriedad con la que Vietnam se estaba tomando el asunto: pronunciaba esas palabras el mismo recepcionista que una semana antes me había recibido con los brazos abiertos. En esta segunda ocasión, le había preocupado mi ronquera. Pocos días antes, a la policía se le ordenó detener a cualquier persona susceptible de estar enferma para ser inspeccionada.

Horas después, en el aeropuerto de la antigua Saigón, todo el mundo iba con mascarilla. Solo era la tercera semana de enero: para entonces, se habían detectado apenas 846 casos del nuevo coronavirus, de los cuales solo 11 fuera de China. En el aeropuerto internacional de Tan Son Nhat hasta los occidentales se protegían con ellas. Cuando iba a entrar en el avión de Vietnam Airlines, me quité mascarilla para hablar por teléfono, me pararon las azafatas para comprobar si tenía un problema en la voz o estaba enfermo. Ya tenían termómetros para medir la temperatura a los sospechosos.

Esa celebración del año nuevo lunar fue clave para frenar el contagio de coronavirus en Vietnam. Muchos países por aquel entonces tacharon a la nación de origen comunista de alarmista y totalitaria. Hoy en día, prefieren callarse o rectificar, ya que pese a la cercanía con China y la cantidad de viajeros que recibe, el país de más de 90 millones no ha sufrido ni una sola muerte. Al menos de forma oficial.

Mascarillas para todos en la ‘guerra’ contra el covid

Para el expatriado belga Jasper Verstreepen, que trabaja como ingeniero civil en Haiphong, al norte de Vietnam, todo empezó durante el año nuevo lunar de finales de enero. «La propaganda local empezó a hablar del coronavirus, y de golpe la población empezó a llevar máscaras, algo que yo también hice porque al salir a la calle siempre había alguien dándote una gratis; había tipos con cajas de cartón ofreciéndoselas a los transeúntes, en los bancos te las regalaban y hasta los taxistas te pasaban una», recuerda.

Vietnam hizo caso omiso a las palabras de la Organización Mundial de la Salud cuando desaconsejó el uso de mascarillas. En seguida fueron de uso obligatorio en el país. Y al poco tiempo fue mucho más allá, contradiciendo al organismo mundial en casi todo. Muy pronto, restringió los viajes y fue uno de los primeros países en implantar un cerrojazo o imponer cuarentenas a todos los que entraran en el país, fueran residentes o no. Para la primera semana de marzo, los visados gratuitos a europeos habían desaparecido.

Pero lo que realmente marcaría la diferencia sería el brutal rastreo a todos los casos positivos de covid-19 y el exhaustivo aislamiento de cualquier persona que pudiera haberse contagiado por pasar cerca de un enfermo, aunque fuera de pasada. Por ejemplo: era posible que a uno le llamaran porque había ido a un restaurante el mismo día en que lo hizo un caso positivo y se le obligara a cumplir estricta cuarentena.

Todas las medidas planteadas por Vietnam fueron impuestas por la fuerza y tratando al virus como al enemigo en una guerra, y no faltaron las canciones nacionalistas ni los carteles propagandistas. «Se instalaron altavoces en todos los postes eléctricos de la ciudad y se lanzaron constantemente avisos y consejos para protegerse del virus, y mientras la OMS dijo que no eran necesarias las mascarillas, a finales de marzo nos obligaron en Vietnam», recuerda el ingeniero Jasper.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *