Científicos de los EE. UU no pueden justificar la presencia de su laboratorio biológico instalado en nuestra Amazonía en 37 años

Una periodista búlgara fue la primera en denunciar la existencia de algunos 25 laboratorios en el mundo que al parecer trabajan en armas biológicas.  En enero del 2018 la conocida periodista Dilyana Gaitandzhieva escribió un extenso artículo, “El Secreto del pentágono”, describiendo al detalle el desarrollo de las armas biológicas de los EE. UU en el laboratorio que operan bajo la apariencia de centros médicos en 25 países: En el medio Oriente, el sudeste de Asia, África, América del Sur, así como en Georgia y Ucrania.

El Perú no se ha librado, al parecer de esta amenaza para la defensa nacional de nuestro país, sino lo que es lo más grave es que estos laboratorios que denuncia la periodista también tienen sedes en la selva peruana y la ciudad de Lima, y se cree trabajan en paralelo justamente con los laboratorios mencionados por la periodista búlgara.

El congresista de la República Richard Arce preparó un pliego de preguntas al ministerio de Defensa durante su legislatura 2018-2019, como miembro de la Comisión de Defensa y Orden Interno, mediante Oficio Nro. 0504/2018/2019-ADP-R/CR del 3 de mayo de 2019. Era un cuestionario de 10 preguntas sobre NAMRU 6, realizadas al Ministro de Defensa de entonces, Gral. José Huerta Torres, que fueron respondido a medias … ocho meses después. Entre las preguntas más importantes resaltan estas, ¿cuál es el costo que representa para el Estado ser parte de NAMRU 6?

¿Qué medidas de seguridad se toman para neutralizar los riesgos biológicos que pueden poner en peligro la salud humana en nuestro territorio (¿contaminación biológica, fuga de microorganismos, virus, bacterias, toxinas. ¿Se hacen experimentos con vidas humanas?, ¿se han creado o desarrollado nuevos agentes patógenos?, ¿cómo se garantiza el cumplimiento de la legislación peruana en materia de salud y seguridad Biológicas en el desarrollo de este Programa?

La mayoría de las preguntas fueron respondidas con evasivas e información incompleta. Nosotros preferimos hacerlas públicas por la peligrosidad que anuncia la periodista búlgara, respecto al verdadero fondo de la existencia de estos laboratorios en nuestro país y también en otros países de Latinoamérica. Aquí algunas informaciones deslizadas por la Marina de Guerra del Perú respecto al tema.

Una de las noticias más recientes de las actividades de esta Unidad NAMRU 6 en nuestra Amazonía, en concreto en el río Putumayo, data del 23 de abril de este año, publicada en el Boletín Diálogo Militar Digital, dando cuenta de lo siguiente:

“Un miembro del Estado Mayor de la Unidad de Investigación Médica Naval N.º 6 de los Estados Unidos, se embarcó con la Marina de Guerra de Perú en el buque BAP Río Putumayo II (PIAS 3104) en Iquitos, en una misión del 19 de noviembre al 19 de diciembre (del 2019) a lo largo del río Putumayo, que marca la frontera entre Perú y Colombia. El capitán de Corbeta de la Marina de los EE. UU. Stephen Lizewski, microbiólogo y jefe auxiliar del Departamento de Parasitología, se unió a esta misión invitado por la Marina de Guerra de Perú. La misión tiene como objetivo fortalecer las relaciones entre los EEUU y Perú, además de obtener conocimientos directos en un área crítica de la misión del NAMRU-6.» ¿Por qué recién se informa de una actividad realizada entre noviembre y diciembre del año pasado?

El artículo de Denise Alford informa además que:

“La NAMRU-6 tiene un acuerdo de varios años con la Marina de Guerra de Perú que data de 1983. Organizada por la Marina de Guerra de Perú y con sede en su hospital insignia en Lima, en la Clínica Naval en Iquitos y en Puerto Maldonado, la NAMRU-6 realiza investigaciones y controla una amplia gama de enfermedades infecciosas de importancia militar o para la salud pública en la región. Estas enfermedades incluyen malaria, dengue, fiebre amarilla, encefalitis viral, parasitosis y enfermedades intestinales como la disentería y la fiebre tifoidea, así como también el monitoreo de la resistencia antimicrobiana.”

El alarmante informe del CEPRID señala también que:

“Estados Unidos ejecuta serios intentos para imponer a los países latinoamericanos y caribeños la “cooperación” en el ámbito de bioseguridad lo que significa vía libre para el desarrollo de experimentos que vayan a elevar las posibilidades de destrucción de la humanidad, mediante el empleo de las terroríficas armas químicas y bacteriológicas monopolizadas por Estados Unidos. El imperio, desde varios años atrás, y por encima de la Convención para la Prohibición de Armas Químicas y Bacteriológicas, estableció en el Perú, en Lima y la amazónica Iquitos, modernos laboratorios en los que realizan secretas investigaciones con el objetivo de enriquecer los estudios biológicos con fines militares.”

Por otro lado, Ricardo Soberón expresidente de DEVIDA manifestó que estos laboratorios en mención realizan experimentos desde 1983 y fortaleció la tesis del congresista Arce.  Dijo que los estadounidenses bajo la fachada de medicina tropical con sistema de bioseguridad 3 es lo más seguro que conocen de ellos.

La periodista búlgara insiste además que los EE.UU están abriendo centros médicos en varios países e informan que quieren mejorar la atención medica allí, y de hecho están trabajando en nueve tipos de armas biológicas, dicen que están realizando experimentos para crear armas biológicas en el extranjero, y, a diferencia de otros tipos de armas destructivas masivas, tiene la propiedad de la autodestrucción, e incluso una pequeña fuga de cualquier virus puede  llevar a epidemias masivas incontrolables. En los países en donde el liderazgo está comprometido con los EE. UU es posible probarlo extraoficialmente en la población local sin su consentimiento.

La invención incluye un dron que puede liberar mosquitos infectados, algo que la investigación de la periodista, Dilyana Gaytandzhieva, ha intentado probar, pues existen documentos que muestran proyectos del Pentágono que involucran a los insectos como posibles vectores de enfermedades en Georgia. En el año  2014, el Centro Lugar fue equipado con una instalación para insectos y lanzó su proyecto sobre moscas de arena en Georgia y otras zonas del Cáucaso. Por si fuera poco, y de manera coincidente (?), la empresa Georgia Tech creó hace pocos días un diminuto robot de dos milímetros que se mueve aprovechando la vibración de actuadores piezoeléctricos, fuentes de ultrasonido o incluso pequeños altavoces. Estos “insectos del futuro” podrían utilizarse para transmitir las enfermedades creadas en los laboratorios.

En un tuit publicado el 11 de marzo, 2020, el líder del Movimiento Sadrista chiita en Irak Muqtada Al-Sadr atacó al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, acusándolo de ser el responsable por la propagación del coronavirus, particularmente en los países hostiles a Estados Unidos. Por ello, Trump contestó “estamos haciendo un gran trabajo en contra del coronavirus y la situación hubiese sido peor si no fuese por nuestra intervención a ello”. Esto ha creado una duda significativa en la población del mundo, especialmente en los peruanos que pensamos que el efecto rebaño del coronavirus en esta ciudad tendría que tener una respuesta científica.

Entonces para muchos es probable que los Estados Unidos ya esté desarrollando un virus mortífero, capaz de atacar segmentos específicos de la población, esto es, material genético de pueblos concretos. Si algo ha demostrado la pandemia del Covid-19 es que el control fáctico de la población es un asunto real que involucra variables de orden geopolítico. Con la creación de un virus es posible devastar la economía de un país y acabar con millones de personas.

En los próximos días por nuestra parte vamos a tocar puertas, en búsqueda de los que han investigado al respecto, así mismo solicitar a las autoridades competentes y comprometidas alguna explicación.

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