“…Mi padre y su asfixiante espera por una cama UCI”

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La espera se ha vuelto en el martirio más fuerte de Faber Emerson Murrieta Carbajal, mi padre, quien dio positivo hace unos días ante la segunda ola de la pandemia en el país.

Hoy vivimos en carne propia la asfixiante espera por una cama UCI y las enormes colas en emergencia de los nosocomios, mientras afuera continúa el colapso de oxígeno médico.

Y es que, todos los días, cientos de pacientes esperan por una cama UCI, mientras que sus familiares buscan oxígeno en medio de la escasez, sobreprecio, largas colas, angustias y otros problemas que le vuelven cada vez más irrespirable al sector salud, porque los médicos también van cayendo por el coronavirus.

EN CARNE PROPIA

Lejos de los testimonios sobre la desesperante espera por camas UCI en los nosocomios y las colas por obtener una recarga de oxígeno médico, el que escribe la nota está viviendo en carne propia la búsqueda desesperante en medio de la agresiva segunda ola de contagios y el colapso de los hospitales.

Tienes que vivir en carne propia para conocer la agonía de muchos dentro y fuera de los hospitales, mientras sigue la irresponsabilidad de cientos en las calles que no toman consciencia de la dura situación que hoy se vive tras la llegada de la variante de Brasil que está siendo más letal, lo confirmó el vicegobernador regional Ángel Luís Gutiérrez Rodríguez.

Hace unos días, a mi padre, le realizaron todas las pruebas, de los cuales dio positivo y le suministraron entre ellos, enoxaparina, ivermectina, azitromicina, metamizol entre otros.

Sin embargo, hoy se encuentra conectado a un balón de oxígeno las 24 horas, pues la saturación sigue muy por debajo de los límites permitidos, una de las principales razones es la asistencia de profesionales en salud.

ASFIXIANTE

La historia de mi padre es similar a tantos otros peruanos y peruanas que, ante el colapso de los hospitales y la falta de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), se ven obligados o prefieren, como quien decide arrojarse al mal menor, tratarse en casa frente a la falta de camas clínicas y el desesperante colapso de las recargas de oxígeno.

“No hay camas UCI, y si vas a traer a tu paciente al hospital, tráele, pero con una mecedora, no hay ni sillas para que se sienten. O en todo caso, en el asiento de un motocarro le pueden atender o suministrar sus medicinas”, señaló un profesional del sector salud en nuestro último intento por encontrar una cama en el hospital de contingencia de Pucallpa y el amazónico.

DATO: en muchos de estos casos, donde es indispensable una cama clínica así como la oxigenoterapia, hoy más que nunca la búsqueda de estos dos componentes se ha vuelto en una seguidilla de obstáculos desagradables. Primero, porque los galenos ni las autoridades a cargo, te brindan una “respuesta rápida” y tampoco muestran voluntad para atender a tu paciente.

Mientras tanto, así como mi padre, hay cientos de familiares desesperados buscando ayuda, tal parece que en Perú y Ucayali que no es la excepción.La vida de miles de personas enfermas con el virus depende del dinero y el azar; solo si te llega la suerte podrás encontrar el cotizado oxígeno y, solo si reúnes el dinero suficiente, podrás adquirirlo. (Miller Murrieta)

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