Por qué Perú falló con el ‘pico y género’ para frenar Covid-19

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Durante ocho días, el Estado peruano fragmentó la circulación de sus habitantes según su género, pero los resultados poco favorables forzaron al Ejecutivo a retroceder con la decisión. ¿Qué pasó?

La medida en Perú iba así: los hombres podrían circular los lunes, miércoles y viernes, mientras que las mujeres lo harían los martes, jueves y sábados. Los domingos, la inmovilización sería total para ambos géneros.

En la práctica, las consecuencias se apartaron del objetivo, que era disminuir la movilización de personas en los horarios de tránsito para actividades esenciales. Además, se evidenciaron otros problemas culturales y normativos. Tras ocho días de vigencia, este ajuste -uno de los más extremos de la cuarentena- quedó eliminado.

La experiencia ocurrió en Perú entre el 3 y el 10 de abril en el contexto de la emergencia sanitaria por el Covid-19. El Gobierno de Martín Vizcarra había decidido implementar el ‘pico y género’ que aplica Panamá, aunque sin restringirlo a los números en la cédula de identidad. Con este modelo, el Ejecutivo planteaba un nuevo “martillazo” a la curva de contagios, que ya superó los 12.000 casos confirmados. 

Hubo más movimiento de mujeres y el Gobierno no había considerado la carga desigual en el trabajo doméstico

“Hay que entender que a veces hay decisiones que se tienen que tomar ‘en caliente’, sobre la marcha, de manera apresurada. ¿Se hubiese podido hacer mejor? Por supuesto. Quizá haber planteado un día adicional para las mujeres y un día más de inmovilización total. Con una variante como esta, que es solo un ejemplo, se habría podido reconocer el desbalance”, dijo a France 24 el economista del centro de investigación Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), Hugo Ñopo Aguilar.

Cuando Ñopo habla de “desbalance” se refiere a la primera problemática que se evidenció: durante los días asignados para las mujeres, el movimiento en los mercados y locales de abasto era mucho mayor que en los días de turno de los hombres. Si bien no hubo una medición oficial sobre la circulación de personas entre una fecha y otra, los medios locales sí reportaron sobre estas aglomeraciones.

El 7 de abril, a los cinco días de la adecuación de Perú al ‘pico y género’, la organización feminista peruana Flora Tristán reiteró su preocupación en un comunicado. “Hacemos un llamado al Gobierno para que garantice que las medidas dictadas se implementen con enfoque de género. (…) Las mujeres están siendo sobrecargadas de labores en el contexto de la emergencia sanitaria y confinamiento; evidencia de ello es la gran aglomeración de ciudadanas en los lugares de abastecimiento, representando esto un contexto de riesgo para su salud”, dijeron.

Diana Miloslavich Túpac, coordinadora de participación política de Flora Tristán, señaló a France 24 que con la medida restrictiva del Gobierno se constató la estructura asimétrica de los hogares y el peso de tareas domésticas -incluidas las compras de alimentos- que recae en su mayoría sobre las mujeres.

“Hay una desigualdad en el trabajo doméstico no remunerado, que es algo que ya conocíamos, y creo que la restricción ha servido para constatarlo. Ya sabíamos que las mujeres trabajan o se ocupan del hogar un promedio de 12 a 15 horas más que los hombres, pero creo que lo interesante de esta medida fue haber puesto este hecho en reconocimiento nacional. Fue casi como mirarnos frente a un espejo”, expresó Miloslavich.

El 9 de abril, un día antes de que el presidente Vizcarra anunciara la anulación de este decreto, el asesor gubernamental que había sugerido la medida reconoció que hubo un error de cálculo.

Farid Matuk, exjefe del Instituto Nacional de Estadística de Perú y actual miembro del comando de especialistas que asisten en la emergencia, dijo a ‘Canal N’: “La solución debió haber sido cuatro días para mujeres y dos días para hombres. Yo pienso que debe haber igualdad de género, pero la lucha contra el patriarcado se debió postergar para después de la pandemia. La semana pasada, el anuncio hubiera sido mejor, pero es mi error. Asumo la responsabilidad. En lo personal, yo creo que me equivoqué”.

Aunque el decreto prohibía actos de discriminación, se reportó maltrato a personas transgénero

El Decreto Supremo Nº 057-2020-PCM, publicado el 2 de abril y vigente desde el 3 hasta el 10 de este mismo mes, establecía que el estado de inmovilización social solo permitía salidas a una persona por familia y que la división por género no debía propiciar actos de discriminación. La norma no era específica sobre los escenarios de abuso que se estaban prohibiendo. Y, aunque el Gobierno sostuvo -a través del Ministerio del Interior y del Ministerio de Defensa- que la identificación del género de las personas iba a ser únicamente visual, la comunidad transgénero se mostró en alerta.

Gahela Cari Contreras, política y mujer trans, advirtió el mismo día del anuncio que existían altos riesgos de maltrato y que nada garantizaba una concientización de la Policía o de las Fuerzas Armadas sobre el respeto a la identidad de género. En la breve vigencia de la medida, varias denuncias públicas lo confirmaron.

El 4 de abril, sábado habilitado para las mujeres, Cari compartió un video en el que agentes policiales retenían en la calle a mujeres trans y les exigían sus documentos. En otra video-denuncia divulgada por redes sociales, se observó a policías obligando a un grupo de mujeres trans a realizar sentadillas dentro de una comisaría. Además del ejercicio físico, se les exigió repetir la frase “Soy hombre”. El 6 de abril, la Policía Nacional aclaró en su cuenta de Twitter que aquel maltrato había ocurrido días antes de la restricción, pero que de igual manera la institución sancionó a los oficiales involucrados.

“Hay que recalcar que estos tipos de discriminación, de violencia, de transfobia, de humillación y de burla hacia nosotras -las personas trans- siempre han ocurrido. Estemos o no estemos en cuarentena. Lo nuevo es que en esta oportunidad se han viralizado y han causado reacciones; empatía en gran parte de la población y rechazo en una pequeña parte que continúa manejando discursos de odio”, señaló Cari a France 24.

Eso, en cuanto a la respuesta de la sociedad. Pero sobre el diseño de la medida y la respuesta de las autoridades, la excandidata al Congreso de la República es categórica: “La medida no hizo más que confirmar la inseguridad y el peligro en que nos encontramos las personas trans y que nuestros principales agresores son los efectivos o las instituciones que deberían protegernos. Creo que hay que denunciar que esta medida binaria, fallida en el Perú e instaurada en otros países, va en perjuicio de las personas trans y de otras diversidades. Además, las personas trans no tenemos las mismas oportunidades -en este caso, de gasto o de apoyo- que muchas personas cisgénero tienen. Al menos en el Perú, vivimos en un sistema sin enfoque de género integral que nos echa del sistema educativo, que nos repele del mercado laboral y que nos expulsa de nuestras propias familias”.

Un error que deja lecciones, pero ¿se traducirán en normas de mayor protección? 

Para la coordinadora de la ONG Flora Tristán, Diana Miloslavich, el ‘pico y género’ fue un ensayo corto con lecciones positivas. En primera línea, sostiene que contribuyó a destacar problemáticas que ya existían, tales como la división sexual del trabajo dentro del hogar. Además, considera que el tema debiera incluirse en la agenda política del Estado con el fin de reducir la desigualdad y salvaguardar los derechos de las mujeres.

“Sé que ahora el tema central es la pandemia y la lucha contra el coronavirus, pero la cuarentena sigue teniendo a las mujeres sumamente atareadas y cansadas y, en muchos casos, en situación de peligro y mayor vulnerabilidad, que se han acentuado con la emergencia. Resulta evidente la necesidad de una legislación sobre el trabajo no remunerado en el hogar y el trabajo del cuidado, además de servicios que apoyen a madres de bajos recursos, por dar algún ejemplo. Creo que la post-pandemia tiene que servir no solo para una redirección de recursos públicos, sino también para atender las brechas de desigualdad que se han evidenciado en esta crisis”, indicó Miloslavich a este medio.

El pasado martes, en su acostumbrada conferencia de prensa del mediodía por la emergencia sanitaria, Martín Vizcarra reiteró a la Nación que los comicios generales -en los que está impedido de postular- deberán cumplirse en abril de 2021, tal y como establece el calendario electoral. De esta manera, a Perú le espera un cambio de gobierno y de Parlamento que deberán atender lo que reste de la crisis y sus consecuencias en el país.

La política Gahela Cari explica que es un deber del nuevo Congreso trasladar la situación vivida con la pandemia a normas concretas que protejan a todas las personas que viven en vulnerabilidad. “No pueden decir que no es momento de hablar de la Ley de Identidad de Género o de una ley integral trans cuando vemos a las ciudadanas trans siendo maltratadas o que no es momento de reforzar políticas contra la violencia de género cuando tenemos datos objetivos de cómo -aún en estado de cuarentena- las mujeres siguen siendo blanco de violación sexual, agresiones y feminicidios. Nos dicen que ‘no es momento de hablar de eso porque lo más importante es atender la crisis sanitaria’. Pero lo que no nos dicen es que la crisis sanitaria no afecta a todas las personas de la misma manera”, expresó.

El economista Hugo Ñopo refiere que la experiencia pudo haber sido mejor si el Gobierno hubiese atendido la mayor cantidad de aristas. “Sin duda, el Gobierno se apresuró en tomar decisiones sin información objetiva, verificable y suficiente. De hecho, en un primer momento, la medida se interpretó como una licencia para el tránsito indiscriminado y el problema también fue la comunicación y el espacio entre el anuncio y la puesta en marcha. Esta medida tuvo luces y sombras”, dice.

Actualmente, en Perú rige una orden de inmovilización social obligatoria o “toque de queda”, que prohíbe totalmente el tránsito de personas entre las 4:00 a.m. y las 6:00 p.m. En cinco regiones del país, este horario se amplió de 4:00 a.m. a 4:00 p.m. Al retirar la división por género, el Ejecutivo mantuvo la restricción absoluta de circulación para cada domingo. De acuerdo con lo decretado hasta el momento, este estado de emergencia nacional concluiría el 26 de abril.

 

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