COVID ATACA LOS RIÑONES
Tras la pandemia del coronavirus, especialistas descubren nuevos efectos que ocasiona la mortal COVID-19 en nuestro cuerpo. Este virus no solo ataca los pulmones o el corazón, sino también los riñones.
“Uno de cada cinco pacientes infectados por COVID-19, han visto afectados sus riñones; algunos han llegado a necesitar de una o más diálisis, pero lamentablemente, el 80% de ellos fallece debido a esta terrible complicación”, informa el Dr. Luis Pérez, médico nefrólogo del hospital Guillermo Almenara de EsSalud.
El coronavirus ingresa por la vía respiratoria, circula por la sangre y es capaz de llegar hasta nuestros riñones, afectándolos directamente. En simultáneo, el virus produce coágulos dentro de nuestras venas, los mismos que impiden la llegada de sangre hasta nuestros riñones. A mayor daño renal, mayor tiempo de hospitalización y un pronóstico más sombrío.
Dos factores determinan el daño renal leve o severo por COVID-19. “A mayor severidad del coronavirus, mayor daño renal. Incluso, en caso el paciente supere la infección, podría continuar con el daño renal de forma crónica”, comenta el galeno.
El segundo factor está determinado por la edad, se ha evidenciado que los pacientes mayores de 50 años tienen mayor predisposición a una grave complicación renal por COVID-19.
Pacientes renales que contraen COVID-19
Tener un compromiso renal antes de adquirir la COVID-19 supone un cuadro más severo y una recuperación mucho más lenta. El pronóstico para estos pacientes es muy similar, en todos ellos se evidencia mayor probabilidad de tener una infección severa y mayor riesgo de fallecer.
“En el hospital Almenara se registra que 8 de cada 10 pacientes que realizan hemodiálisis de forma crónica y llegan a hospitalizarse por COVID-19, fallecen”.
Por eso, el médico nefrólogo brinda importantes recomendaciones para los pacientes renales con coronavirus y para aquellos que adquieren la enfermedad renal durante la pandemia.
“Es muy importante evitar mayores daños durante el proceso de recuperación, para esto es importante aumentar la ingesta diaria de agua, aumentar el consumo de frutas y verduras; disminuir al mínimo el consumo de sal, de alimentos con preservantes, azúcares simples y carnes rojas”.
En caso el paciente haya adquirido la enfermedad renal durante la infección por COVID-19 y haya superado ambas, no debe bajar la guardia sino realizarse exámenes de sangre y orina, con el médico especialista, para controlar los rezagos de la enfermedad.