Revelan secretos Fortaleza Kuélap
Lima. Muy cerca del complejo arquitectónico de Kuélap, en Amazonas, descansa una edificación que también fue levantada por la cultura Chachapoyas: piedras unidas con argamasa de barro formando por terrazas, estructuras circulares y estructuras octogonales coexisten con una densa vegetación. Un trabajo multidisciplinario, iniciativa del Instituto Geográfico Nacional (IGN), ha permitido usar un sistema de láser e inteligencia artificial (IA) para conocer mejor esta estructura sin tener que mover una sola planta.
Kuélap y El Imperio
La cultura Chachapoyas se desarrolló en el actual departamento de Amazonas entre el año 900 y 1470, y ha dejado como legado, entre otras cosas, grandes estructuras de piedra, por lo general de difícil acceso. Se considera que su cultura es ancestral y de origen milenario por las pinturas rupestres halladas en cuevas de la zona.
Kuélap es el sitio arqueológico más conocido y estudiado: un complejo extendido en una plataforma de casi 600 metros con una muralla de piedra que alcanza los 19 metros de altura.
Muy cerca de Kuélap —y de similar estilo— se encuentra El Imperio, declarado Patrimonio Cultural de la Nación en enero del 2020. El complejo, menos estudiado que Kuélap, está rodeado y cubierto por una abundante vegetación, entre arbustos y árboles, que dificultad la visibilidad y el estudio de su superficie.
Esto, sin embargo, puede cambiar gracias al trabajo realizado por el IGN para conocer más de la estructura sin tocarla.
El poder de la luz
MEDS Ámsterdam es una empresa de los Países Bajos que cuenta con la tecnología LIDAR, un sistema que, a través de un haz láser, puede calcular distancias.
«LIDAR dispara haces de luz que se inmiscuyen en los pequeños orificios donde entra la luz, a tamaño micrómetro. Si tienes una zona con densa vegetación y quieres entender lo que está abajo usas el láser, que es un método que no es invasivo y que permite descubrir qué cosa hay debajo», explicó a la Agencia Andina el comandante Fabian Brondi, director del Departamento de Cartografía Especial del del IGN.Este despacho tuvo la iniciativa de hacer un levantamiento de información geoespacial en Kuélap. Para ello contactaron con MEDS BV, quienes brindaron la tecnología.
Láseres, drones y deep learning
Ya en la zona, personal del IGN y de la empresa MEDS Ámsterdam trabajaron primero con Kuélap. En noviembre del 2019 probaron satisfactoriamente la tecnología LIDAR en el complejo arqueológico y utilizaron un software para interpretar los datos, cotejándolos con la información recopilada con trabajos de campo.
Este software fue después «entrenado» con técnicas de inteligencia artificial y deep learning (un modelo que simula las redes neuronales para que la máquina aprenda a hacer un determinado trabajo) para filtrar la vegetación y mostrar las estructuras que están debajo.
Tras las pruebas exitosas en Kuélap, los investigadores del IGN resolvieron analizar un área menos estudiada por arqueólogos y más cubierta por vegetación: El Imperio, a dos kilómetros de ahí.
Nuevamente montaron el equipo LIDAR en drones de alto rendimiento y los hicieron sobrevolar la zona de estudio con la colaboración de la empresa peruana ROBOTIC AIR SYSTEMS. «Lo increíble es que no estás físicamente en contacto con el lugar que vas a mapear. La tecnología permite, remotamente, hacer mapeos de esta naturaleza», destacó Brondi.
«Nos pusimos a un kilómetro y medio del centro (arqueológico El Imperio) como tal, enviamos vuelos sobre la vegetación, luego los datos fueron filtrados y nos quedamos sorprendidos por la configuración de centro arqueológico, por todo lo que había debajo», explicó.
Tras el trabajo de campo, los datos de Kuélap sirvieron para entrenar al software, que pudo procesar después los datos de El Imperio a pesar de la densa vegetación. El desarrollo del algoritmo inteligente y la obtención final de datos de El Imperio culminó en febrero de este año.
Luego, la pandemia del covid-19 y los cambios políticos retrasaron la entrega de todos los datos obtenidos al Ministerio de Cultura para su uso por parte de arqueólogos e investigadores sociales. El IGN trabaja en las coordinaciones necesarias para que se realice pronto.
El trabajo de investigación fue, por lo pronto, publicado en la revista Arqueomática, de Italia.
Brondi destacó que este tipo de trabajos pueden brindar importante información geoespacial para la arqueología, en especial en zonas tan complejas de estudiar, por la topología y la vegetación, como las de la cultura Chachapoyas y otras en el Perú. Además hay un aspecto de protección.
«Podemos entender descubrir centros arquitectónicos que están debajo de la vegetación y que no queremos impactar, cuando no queremos ser invasivos», refirió. (FIN) HML/SPV