A EEUU le va a ser más difícil volver a la normalidad
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asegura que el país está listo para reabrir su economía y «volver a empezar», pero los científicos advierten que no será fácil ni rápido lograrlo.
Según ellos, será difícil eliminar las restricciones impuestas en la actualidad, porque EE.UU. aún carece de la capacidad para evaluar y rastrear infecciones de coronavirus en la escala necesaria.
Los estadounidenses observan con ansiedad cómo Europa se vuelve a abrir lentamente tras semanas de cuarentena.
Hay una intensa presión por parte de la Casa Blanca y de los líderes empresariales para que las cosas vuelvan a funcionar lo antes posible.
Pero las propuestas de cómo hacerlo son fragmentadas y poco claras.
Existe un reconocimiento general de que a EE.UU. le puede llevar más tiempo salir de esto que a otros países, en parte por su gran tamaño y en parte porque respondió más tarde que otras naciones.
Para cuando reaccionó y ordenó el aislamiento el virus ya se había propagado, por lo que llevará más tiempo eliminarlo de la sociedad.
«Quien llega tarde es quien peor está posicionado en el mundo», dice Tom Bossert, exasesor de Seguridad Nacional del gobierno de Trump.
Bossert ayudó a desarrollar el plan de respuesta ante una pandemia que el presidente George W. Bush solicitó en 2005.
Desde entonces, ha estado obsesionado con la amenaza de una pandemia como esta y dio la alarma a la Casa Blanca a fines de febrero, pero pocos lo escucharon.
¿Qué se puede hacer antes de tener una vacuna?
Los expertos coinciden en que el Santo Grial es una vacuna para prevenir infecciones o terapias médicas para curarlas.
«Esto se termina cuando tengamos una vacuna«, dijo el miércoles el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, en su conferencia de prensa diaria. Pero agregó que esa vacuna está a 12-18 meses vista.
Mientras tanto, los científicos estadounidenses quieren más datos antes de estar seguros de que pueden reabrir la economía sin que el virus vuelva a propagarse.
Quieren saber cuántas personas están infectadas. Quieren saber más sobre si las personas infectadas son inmunes y, de ser así, por cuánto tiempo.
La doctora Margaret «Peggy» Hamburg, quien dirigió la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) bajo el presidente Obama, dice que se debería «hacer una prueba de anticuerpos (inmunidad) y luego permitir que las personas retomen sus actividades económicas».
Pero advierte: «Todavía no estamos listos para hacer eso de forma confiable».
Sin embargo, afirma que dos estudios que se realizarán en Westchester, Nueva York, y en el condado de Santa Clara, en California, podrían proporcionar más información sobre anticuerpos e inmunidad.
¿Cómo aumentamos la inmunidad si nos quedamos en casa?
Cuanto más tiempo se cierra el país, más sufre la economía, pero también menos personas se infectan.
Eso es bueno para proteger el sistema de salud, pero los expertos señalan que también crea un problema porque no permite que las personas desarrollen inmunidad en cantidades suficientes para alcanzar la llamada inmunidad colectiva o de rebaño.
El exjefe de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), Tom Frieden, cree que incluso en los lugares críticos como Nueva York, solo el 5-10% de las personas han sido infectadas.
Para obtener la inmunidad de rebaño, el 60% de la población debe haber sido infectada.
Bossert dice que EE.UU. podría tener que reabrir sin la cantidad de datos que a los científicos les gustaría tener, porque el costo económico de permanecer cerrados durante el tiempo suficiente para obtener esos datos es demasiado alto.
También advierte que no habrá suficientes tests en el país para fines de abril como para reabrir el país con el grado de confianza que a los líderes políticos les gustaría tener.
Habría que testear a las personas sin síntomas?
Bossert aboga por un enfoque que presume que las personas que tienen síntomas de gripe tienen covid-19 y, por lo tanto, deben ser aisladas.
Luego, usando las pruebas de virus disponibles actualmente, sugiere evaluar selectivamente a las personas que no tienen síntomas y aislar también a aquellas que den positivo.
Algo similar ya está sucediendo en Seattle, donde la Red de Evaluación de Coronavirus de la ciudad envía kits de prueba a una muestra representativa de hogares para hallar a personas asintomáticas que tienen el virus.
El aislamiento podría realizarse en instalaciones como hoteles, residencias universitarias o camas de hospital sobrantes que hoy no son utilizados.
Combine esos dos grupos, presuntos positivos y asintomáticos positivos, y puede eliminar una gran parte de la circulación del virus.
¿Podrá EEUU testear y rastrear a todos?
Independientemente de cómo se realice la prueba, todo el mundo quiere que se hagan muchos más tests.
Actualmente, EE.UU. testea a unas 100.000 personas por día. El Centro Safra de la Universidad de Harvard dice que el país necesita evaluar de 5 a 20 millones de personas por día.
El economista y ganador del Nobel Paul Romer, profesor de la Universidad de Nueva York, cree que deberían ser aún más: 22 millones de pruebas por día.
Él estima que la cifra debería ser así de alta porque los individuos necesitarán ser testeados y reexaminados.
Para entender esto en perspectiva, la estimación del profesor Romer es 220 veces más alta que la capacidad actual.
También hay una creciente comprensión de que, más allá de las pruebas, EE.UU. tendrá que hacer un trabajo mucho mejor para localizar a quienes hayan entrado en contacto con las personas infectadas.
Eso es lo que Corea del Sur, Singapur y Hong Kong hicieron con tanto éxito.
Es un proceso laborioso.
El gobernador Cuomo señala que por cada individuo que da positivo, es posible que haya que encontrar hasta 30 personas más con las que entró en contacto y que se pueden haber infectado.
No hay ningún esfuerzo federal para reclutar y entrenar a esos rastreadores de contactos.
Partners in Health (Aliados en Salud), un grupo sin fines de lucro en Boston que generalmente trabaja en países en desarrollo, está reclutando a 500 personas para realizar un seguimiento de contactos.
San Francisco tiene solo diez personas calificadas para hacer un seguimiento de contactos y acaba de reclutar a otras tres decenas de voluntarios para ayudar.
Pero el exjefe del CDC Frieden estima que EE.UU. podría necesitar 300.000 rastreadores de contactos.
La tecnología puede ayudar, pero ¿qué pasa con las libertades civiles?
Dado que el virus ya está tan extendido, EE.UU. puede tener que depender de la tecnología y del trabajo humano para realizar el seguimiento de contactos.
En Corea del Sur y Singapur se usaron aplicaciones.
En su plan de seis pasos para levantar la cuarentena, el Centro para el Progreso Americano, de tendencia liberal, aboga por la tecnología, pero agrega que para EE.UU. debe ser una solución más «sensible a las libertades civiles», que establezca protecciones de privacidad.
Afirma que los datos deben ser almacenados por una organización confiable sin fines de lucro y eliminados después de 45 días.
Otros think tanks tienen planes de reapertura similares, que también abogan por una combinación de pruebas generalizadas, rastreo y cuarentena, con más o menos protección de la privacidad.
El conservador American Enterprise Institute dice que los estados solo pueden empezar a reabrir negocios y escuelas cuando tengan una reducción sostenida en los casos durante 14 días y sus hospitales puedan hacer frente a la pandemia sin estar en modo de crisis.