Rinden homenaje a Valeriano Huamaní

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Eran las 7:30 de la mañana de un sábado. -Vamos chino, ya se hace tarde-, dijo don Valeriano Huamaní Ysasa, al abordar la camioneta que lo transportara al kilómetro 60 de la carretera Federico Basadre, lugar del local institucional del Comité Central de Palmicultores de Ucayali (COCEPU), donde debía de reunirse con representantes de empresas y dirigentes de bases que conforman la Federación de Palmicultores de Ucayali (Fedepalma).

En la reunión, don Valeriano mostró su preocupación por el futuro de las familias palmicultoras de la región, frente a la presencia de una empresa monopólica en la zona, quién seduce con dádivas a los pequeños productores para acaparar el fruto fresco de palma; mientras explicaba y planteaba estrategias de hacer frente a la competencia desleal, el periodista hacía fotos y más fotos al líder pionero indiscutible del sembrío de palma en esta parte del país. Los gráficos-fotos serían las últimas, en vida, que se realizara al dirigente Huamaní Ysasa.

Esa tarde del sábado, todos los empresarios y dirigentes de bases quienes conforman COCEPU, OLAMSA y la nueva planta de refinería, se retiraron a sus domicilios, pero Valeriano prefirió ir a un caserío para seguir trabajando.

Para el fundador, visionario y propulsor de la dinamización de la economía en la región, a través de la industria de la palma aceitera, no le interesaba ocupar altos cargos en la organización, de tal forma, en sus últimos tiempos de vida, aceptó ser presidente de la Fedepalma, creyendo que, desde este espacio, sería más cómodo y propicio para él, seguir defendiendo los intereses de los centenares de pequeños y micros empresarios palmeros, asentados en el eje de la carretera Federico Basadre y otras jurisdicciones.

Hay mucho más que escribir de las cualidades empresariales, humanas, como amigo, líder dirigente, empresario, y más que todo como padre de familia de don Valeriano, de tal forma que amerita que la carretera Neshuya a Curimaná, debería llevar su nombre; pero esto es un tema de las autoridades locales y regionales, si es que valoran la importancia de la presencia de un foráneo, que hizo mucho por el desarrollo económico de la región. La nueva planta refinadora de marca Ucayali, de propiedad de los pequeños palmicultores, también debería llevar el nombre de don Valeriano Huamaní. Descansa en paz, amigo.

Mientras tanto, todos los socios de COCEPU y trabadores de OLAMSA, liderado por el gerente general, Nilo Maguiña Vásquez, reafirmaron el compromiso de seguir firme ante las amenazas externas, como del troglodita monopolio, pero además, en memoria de don Valeriano, seguir trabajando responsable y honestamente, para fortalecer y consolidar la economía de las familias trabajadoras del campo, de los socios, para seguir mejorando la calidad de vida de la familia. (Colaboración: W La Torre)

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