Falleció ex Alcalde de Pucallpa David Yamashiro
La madrugada del domingo, a las 4:00, don David Yamashiro Shimabukuro, consioderado el alcalde que empezó a darle a Pucallpa aires de modernidad, dejó esta vida, a menos de 4 meses de cumplir 80 años. Sus paisanos lo llamaban David san; quienes lo trataban con frecuencia, le decían don David, pero la mayoría de personas, incluso quienes nunca habían intercambiado palabra alguna con él, al referirse le decían “el chino David Yamashiro”. De sangre japonesa por ambas vertientes, nació en el Callao el 22 de mayo de 1940, muy joven dejó el azul del mar por el verde de la amazonía y decidió venir a Pucallpa cuando apenas tenía 29 años, donde echó raíces. Disciplinado, provisto de la proverbial tesonería y emprendimiento de los orientales, llegó a ser un empresario exitoso, propietario de una de las pastelerías más conocidas de la ciudad. Al paso de los años, convencido que había que devolver en servicio lo que esta tierra le había dado con tanta generosidad, decidió incursionar en política y, en el segundo intento, en el año 1998, llegó a ser elegido alcalde de la provincia de Coronel Portillo. En 1999, encontró una municipalidad quebrada institucional y económicamente, con deudas a los trabajadores, con los servicios municipales absolutamente deficientes que hacían de Pucallpa una ciudad sucia, desordenada, en suma, caótica. Fue todo un reto, y lo asumió con toda decisión: en ese primer período (1999- 2002), reubicó el basurero que estaba en el asentamiento humano José Olaya, en medio del área urbana de Pucallpa, al km 22 de la carretera Federico Basadre, que recibía 200 toneladas diarias de residuos sólidos, además de adquirir una flota de vehículos recolectores. Con visión modernista, consciente de la proyección del crecimiento de la ciudad, decidió construir el palacio municipal, frente a la Plaza Mayor y comenzar a dotar a Pucallpa de espacios recreativos, de plazas y parques para encuentros familiares y, entre otros, construyó la plaza 9 de octubre y el parque 7 de junio, además de lograr, por gestiones de amistad, que la ciudad reciba en donación una vasta área donde años más tarde se construiría el Mercado Minorista. En el año 2011, electo por segunda vez alcalde, el objetivo fue continuar con lo empezado de hacer de Pucallpa una ciudad limpia, ordenada, segura y acogedora. Así, se adquirió un pool de maquinaria para realizar un trabajo sostenible en el mantenimiento de vías, se construyeron, solo en el primer año, más de 30 alcantarillas y se realizaron estudios detallados del drenaje natural de Pucallpa, se inició la construcción del Mercado Minorista, el bulevar Tacna, la avenida Aviación y se dotó a la ciudad de más áreas verdes y parques, como el Pedro Portillo, Micela Bastidas, Miguel Grau, Manantay, entre otros. Logró la ejecución del proyecto de vivienda social más grande del país, las dos mil viviendas en la urbanización municipal, que lamentablemente se paralizó. Y previendo el problema de la inseguridad, se creó la Gerencia de Seguridad Ciudadana, a la que se implementó con más de 100 efectivos, camionetas y motocicletas, además de organizar las Juntas Vecinales de Seguridad Ciudadana tomando experiencias exitosas de otras ciudades y la instalación de las primeras 20 cámaras de vigilancia. En este segundo periodo de gobierno local, personalmente viajó a la capital de la república para reunirse con los altos ejecutivos de los grandes supermercados que se instalaron en Pucallpa, para garantizarles que tendrán todo el apoyo de la municipalidad y que den la oportunidad laboral mayoritaria a los jóvenes de nuestra tierra colorada. Institucionalizó como una nueva fecha en el calendario turístico nacional, la celebración de la Semana Jubilar de Pucallpa, con la presentación de la programación en el Congreso de la República, que tuvo grandes resultados en las celebraciones de octubre. Se podría seguir llenando cuartillas con lo que las gestiones municipales que don David realizó por la ciudad. Y cuando, por razones de salud, decidió retirarse de la vida política, lo hizo con la misma humildad y sencillez con la que ingresó. Un pucallpino de corazón, que amo a esta tierra con pasión y respeto, como se refirió, por cuidado de su salud se vio en la necesidad de trasladarse a la ciudad de Lima, donde permaneció siempre unido a su familia pero siempre preocupado y preguntando por Pucallpa y también por sus amigos. Su serenidad, determinación y capacidad de análisis crítico eran admirables, el sólo hecho de hablar con él, era tranquilizador. Con un sentido del humor muy fino decía frente algunos achaques: “es la enfermedad del alma…del almanaque”. Hasta siempre, Don David.