Muere Tacachito, el payasito de los niños y bombero de Ucayali

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Hace más de 30 años, César Augusto Panaifo García, vestía de payasito para alegrar a los niños y simultáneamente, el uniforme de los bomberos voluntarios para acudir a los incendios. Realmente, era un hombre entregado a la humanidad.

 

Y es que, cerca de 32 años estuvo dedicado al arte como payasito, alegrando a los chicos y grandes. Cuando colgaba su vestimenta, corría a ponerse el uniforme de bombero, pues era un ex pionero de esa compañía. Sin embargo, esa actitud impresionante, hoy se apagaron por una dura enfermedad que también le acompañó desde su juventud.

 

En su féretro, su primer zapato y vestimenta de payaso le acompañan en su lecho de dolor, mientras que su familia llora su partida recordando su trayectoria. El conocido Tacachito, quien falleció tras luchar por su vida durante tres días en el hospital sufriendo por una enfermedad natural, será sepultado este lunes a las 10 de la mañana en el cementerio general de Pucallpa.

 

Los restos de César Augusto vienen siendo velados en la cuadra 10 del jirón Raimondi en el centro de la ciudad, dónde también sus amigos le lloran su triste final. La asociación de payasos y animadores de Ucayali Yoker, artistas ucayalinos y otros, se han hecho presente, pues recuerdan que Tacachito siempre fue un artista muy humanitario, identificado con su arte. Cuando realizaba su show lo hacía con todo corazón.

 

Fue bombero desde los 17 años de edad, es uno de los pioneros en esa compañía, ya que siempre le gustó ayudar a las personas. Era el mayor de nueve hermanos. Ha trabajado en varios medios televisivos mostrando su arte como payasito.Fue maestro de muchos jóvenes en este mundo artístico, a quienes incluso, les enseñaba a pintarse sus caritas y él mismo se confeccionaba sus prendas de payaso, nunca compraba.

 

Sadith García Paredes, su madre llora su partida.Cuenta que le dio un pre infarto a causa de un mal natural, una dolencia que le aquejó desde infancia, más conocida como una gripe mal curada. Ella pide ayuda a las personas de buen corazón, pues requiere economía para costear la tierra donde le sepultarán. (Miller Murrieta)

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