…Tras violencia, muerte y renuncia, la lucha continúa
Eran las 5 de la tarde del día sábado 14 de noviembre, cuando cientos de jóvenes se despedían de sus familias para poder asistir a una marcha pacífica y multitudinaria, para mostrar su rechazo ante la asunción de Manuel Merino como presidente de la República y la conformación de un nuevo gabinete ministerial liderada por Ántero Flores Aráoz.
Todo ello sucedió en plena crisis política, emergencia nacional y sanitaria por la pandemia del Covid-19 y en medio de miles de problemas en los diferentes sectores económicos, principalmente en Salud y Educación, que hasta el momento no tienen solución.
Con todas esas razones por delante, esta nueva generación de jóvenes decidió ir a luchar por sus ideales, pese a tener al país dividido, porque mientras unos apoyaban otros repudiaban tales acciones, sin embargo, muchos hijos de la patria se organizaron para reunirse en doce puntos de la capital y en cada departamento del Perú.
Ya eran las 8 de la noche, en donde en medio de cánticos patrióticos, muchos peruanos reunidos en Plaza San Martín de Lima, fueron atacados con bombas lacrimógenas en medio de gritos, llantos y desesperación de los jóvenes, que estaban sorprendidos por lo que estaba sucediendo y apenas corrían por sus vidas.
Asimismo, muchos se ayudaban unos con otros para poder seguir de pie y regresar lo más pronto a sus casas, sin embargo, los efectivos policiales hicieron abuso de su autoridad para reprimir la voz de personas que podrían haber sido sus hijos.
La violencia reinó en la Segunda Marcha Nacional, que lamentablemente dejó al menos dos fallecidos, más de 100 heridos y 41 desaparecidos en Lima, luego de una fuerte represión policial con perdigones, municiones ilícitas y gases lacrimógenos.
Las dos personas fallecidas fueron identificadas, siendo un joven de 22 años, Jack Bryan Pintado Sánchez, quien fue víctima de 11 balas de perdigón en el rostro y en el cuello, donde llegó al Hospital Almenara sin vida.
Mientras que, el segundo fallecido de la marcha nacional fue Inti Sotelo Camargo, de 24 años, que murió en el Hospital Grau víctima de un balazo en el pecho, donde luego su padre fue a reconocer el cadáver.
Todo el Perú lamentó la muerte de dos peruanos y hoy estamos de luto nacional, por aquellos jóvenes considerados héroes, quienes no eran delincuentes sino eran profesionales en Derecho y Medicina, excelentes hijos y tenían mucho futuro por delante.
Por ello, al día siguiente (ayer) el entonces presidente del Perú, Manuel Merino, tras las protestas y presión mediática, anunció su renuncia cinco días después de haber asumido el cargo después de la vacancia de Martín Vizcarra.(Claudia Paz)