Comunidades de la selva apuestan por el aguaje
La Reserva Nacional Pacaya Samiria, en alianza con la empresa privada y las comunidades indígenas, ha implementado una novedosa técnica para recolectar el prodigioso fruto, evitando daños al sistema ecológico y permitiendo también mejorar la calidad de vida en la Amazonía.
Los vecinos de las seis comunidades amazónicas ubicadas en la Reserva Nacional de Pacaya Samiria (RNPS) son un ejemplo de que sí se puede trabajar de forma conjunta con la empresa privada y el Estado. No solo para la conservación de los humedales y bosques tropicales de la región Loreto, sino también para mejorar la calidad de vida de la población con el aprovechamiento sostenible del aguaje, un superfruto maravilloso lleno de propiedades curativas.
El Peruano llegó hasta una de estas comunidades, 20 de Enero, ubicada en la cuenca del río Yanayacu Pucate, tras un vuelo de Lima a Iquitos, de 90 minutos, un recorrido en ómnibus por una hora, más 40 minutos de Iquitos hasta Nauta, y luego una hora y media por río hasta la RNPS.
Experiencia ambiental
Nuestro propósito era conocer más sobre una innovadora experiencia ambiental y económica en la recolección del aguaje (Mauritia flexuosa), especie vegetal nativa de esta zona del país.
Al día siguiente, nos internamos en el bosque de la comunidad, donde Ítalo Hidalgo, poblador de la zona que fue capacitado por expertos de Brasil, nos muestra su destreza en subir una palmera de más de 25 metros de altura, en menos de tres minutos, para cortar machete en mano los racimos de aguaje que están en la copa de esta planta, que crece en zonas inundables llamada aguajal.
“Expertos de Brasil nos capacitaron con técnicas para proteger el sistema ecológico y recoger el aguaje sin talar las palmeras”, dice Hidalgo, de 56 años. Él ha visto una oportunidad de desarrollo y trabajo con la recolección de este fruto prodigioso de la Amazonía.
Sinergia y más
Ciudadanos que viven en esta zona, con apoyo de la empresa privada, fueron capacitados en técnicas de recolección del fruto amazónico sin talar las palmeras. Ahora ellos, provistos de las herramientas de seguridad, trepan las enormes palmeras para recoger el fruto del aguaje, alimento principal de la población del oriente peruano, vital en el equilibrio ecológico de este pulmón verde del mundo.
Con este proceso se evita la deforestación de los bosques, pues antes para la obtención del fruto del aguaje se talaban las palmeras, con daños irreparables al ecosistema y el riesgo de que puedan extinguirse, ya que una palmera tarda 20 años en crecer y puede dar frutos durante cuatro décadas.
Cuidar el bosque
“La idea principal es que el bosque se mantenga en pie. Con este proceso de recolección combatimos la deforestación de los bosques”, explica el gerente global de sostenibilidad del Grupo AJE y gerente de Bio Amayu, Alberto Suárez.
Advierte que el 80% del aguaje que se consume en Iquitos –la urbe con el mayor consumo de este producto en toda la Amazonía peruana– proviene de palmeras taladas en cuestión de minutos.
Por su parte, el jefe de la RNPS, Alfredo Neyra Saavedra, agrega que la tala de palmeras rompe el sistema ecológico. “Hay especies que tienen su círculo vital en el marco de estos ecosistemas. Si se tumba una de estas palmeras, afecta el sistema de flora, fauna y diferentes actividades que se generan ambientalmente”.
En ese contexto, resalta el esfuerzo conjunto que se desarrolla con el Grupo AJE en brindar asistencia técnica a la población y diferentes tipos de facilidades para que aprovechen sosteniblemente sus recursos.
En el proyecto también interviene el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), organismo adscrito al Ministerio del Ambiente, como veedor de esta iniciativa con las comunidades nativas.
Puesta en valor
El gerente Alberto Suárez recalca la puesta en valor de los frutos de las áreas naturales protegidas de la Amazonía por medio de las deliciosas bebidas Bio de aguaje, cocona, aguaymanto. “Permiten a las comunidades amazónicas convertirse en potenciales empresarios y que puedan vender directamente y sin intermediarios sus productos”, asegura.
El Grupo AJE es consciente de que las empresas deben transformar su forma de ver los negocios, ya que es el momento de conservar nuestros bosques y su biodiversidad, mediante el empoderamiento de las comunidades amazónicas.
Desde el año pasado se desarrolla el proyecto ‘Superfrutos que conservan bosques’, de la mano de la embajada británica en el Perú y Partnerships for Forests. Prevé integrar a 22 comunidades, con más de 400 familias, en estas cadenas productivas sostenibles, con superfrutos recolectados y cultivados desde el corazón del Amazonas, que sirven de insumos para la producción de los jugos Bio Amayu, ayudando así a mitigar los efectos del cambio climático.
El presidente de la Asociación de Manejo Acorena 20 de Enero, Modesto Zamora Nacimento, destaca el compromiso que tiene desde el 2019 con la empresa AJE para entregar dos veces por semana (lunes y miércoles) más de 100 sacos de 50 kilos de aguaje. “Tenemos un convenio de negociación con ellos a un precio fijo y para nosotros es muy sostenible tener una empresa como esta porque nos recoge el producto en el centro de acopio”, explica.
Impacto en las comunidades
Parte del proyecto que desarrolla AJE en la comunidad 20 de Enero incluye una contribución social que permite mejorar la calidad de vida de sus habitantes por medio de la Fundación Eduardo y Mirtha Añaños.
Se han desarrollado obras de saneamiento para que la población cuente con acceso de agua potable, trabajos de conectividad para los estudiantes de la escuela de esta comunidad a la que llegan menores de otras seis comunidades y la instalación de paneles solares.
“Todo esto genera un cambio importante en la vida de los habitantes de la comunidad; ellos ven que hay un beneficio tangible y les llena de orgullo que los frutos que recolectan salen de la Amazonía para el mundo”, sostiene Gianina Jiménez, gerenta de Comunicaciones y Sostenibilidad de AJE, multinacional peruana con presencia en más de 23 países.(FIN) DOP/MAO