«Hice locuras para obtener los cafés que produzco…”:

En 1998, cuando Dwight tenía 14 años, un alud arrasó el distrito de Santa Teresa, ubicado a espaldas de Machu Picchu. Su familia se tuvo que mudar a la finca donde sembraban café.

Allí, pese a las adversidades que supone vivir en el campo, nació su amor por el café y por la agricultura orgánica. Veinte años después de ese desastre, que aún mantiene a Santa Teresa con vías en pésimo estado, Dwight ha ganado Taza de Excelencia, una competencia internacional que premia a los mejores cafés de cada país.